94% DEL DEPARTAMENTO DE CAJAMARCA CONCESIONADO POR LA MINERIA
LA EXPANSION MINERA Y EL DESARROLLO EN LA MACRORREGION NORTE
Por: Marco Arana Zegarra
Sin
que las autoridades y las poblaciones locales de la macrorregión norte estén
siquiera enteradas, sus territorios están siendo concesionados casi en su
totalidad a empresas mineras que comienzan a buscar minerales, desde el
preciado oro en Cajamarca y La Libertad hasta el radioactivo uranio en
Lambayeque y Piura.
LAMBAYEQUE.
En
Lambayeque los distritos que más han sido concesionados son Chongoyape y
Cayaltí, precisamente donde se ubican las mejores plantaciones de caña azúcar
de Lambayeque y donde se halla la reserva de protección privada El Chaparrí y
el reservorio de Tinajones. Recuérdese que en el año 2004 se había dado
concesiones mineras incluso dentro de la zona del reservorio, que de no ser por
el ojo vigilante y la presión de la junta de usuarios de riego, a lo mejor
Tinajones terminaba siendo un tajo abierto, una laguna de drenaje de aguas
ácidas permanente. El Frente de Defensa Ambiental de Reque viene luchando por
el retiro de una planta demostrativa de minería de cobre por biolixiviación de
Rio Tinto que se instalaría en una zona de expansión urbana municipal.
LA LIBERTAD.
El
departamento de La Libertad figura entre las regiones con mayor número de
denuncios mineros de todo el país. La mayoría de sus distritos registran
concesiones mineras. Y ya está operando en el Alto Chicama una de las mineras
más cuestionadas a nivel latinoamericano como es la Barrick Gold, que
precisamente en estos años de calentamiento global busca remover dos glaciares
en el norte de Chile para extraer el oro que se halla debajo, todo con
“tecnología de punta” (el controvertido Proyecto Pascua Lama).
AMAZONAS.
La
región de Amazonas está atrayendo a las empresas mineras que están buscando
oro, plomo y zinc. Las provincias de Condorcanqui, Bagua, Luya, Utcubamba y
Bongará son las favoritas. Recuérdese que en el año 2005 los guardianes de la
fortaleza de Kuelap denunciaron a un grupo de mineros que no quiso pagar su
entrada y los agredieron argumentando que la fortaleza se hallaba dentro de su
concesión.
CAJAMARCA
En el caso de Cajamarca, prácticamente todas las provincias tienen alguna concesión minera, e incluso de manera ilegal, algunos de sus distritos tienen concesiones mineras al 100% de su territorio (La Encañada, Tongod, Tumbadén, Llapa, Pulán, Yauyucán, San Silvestre de Cochán, Catilluc, Calquis y Huasmín, entre otros), cuando la ley prohíbe que se concesionen centros urbanos. Pero desde una oficina del Ministerio de Energía y Minas en Lima todo se puede concesionar.
Total los provincianos no cuentan y nuestras autoridades parecen hipnotizadas frente a las expectativas del canon. “La concesión no necesariamente implica explotación” se dicen a sí mismos, acaso pretendiendo acallar la voz de su conciencia con una media verdad, puesto que la verdad completa es que nadie realiza una concesión sin no pretendiera hacer una explotación en una zona donde los estudios geológicos indican que hay un enorme potencial minero.
El problema no es que nuestra macrorregión sea rica en minerales y que existan ahora las modernas tecnologías que permiten extraer hasta 05 grs de oro por tonelada métrica de roca removida, sino que la minería es considerada en todo el mundo como una de las actividades industriales ecológicamente más nocivas y que en el caso del Perú además se dan las siguientes situaciones:
La mayoría de estas concesiones pueden terminar siendo explotaciones mineras que en realidad pagan muy pocos impuestos. Actualmente, por ejemplo, si bien la minería representa más de la mitad de nuestras exportaciones, sin embargo no pagan ni el 10% de los impuestos totales del país debido a las exoneraciones tributarias de las que gozan y a nivel de mano de obra, la actividad que más ayuda a generar empleo no es la minería, sino la agricultura cuyo potencial es muy grande en toda la macrorregión pero que es una actividad que no goza de los privilegios que los últimos tres gobiernos han decidido dar a los mineros.
La mayoría de estos proyectos mineros se ubican en las cabeceras de cuencas de los ríos que van al Pacífico como al Atlántico y los volúmenes de suelo que son removidos y disturbados son tan gigantescos que terminan destruyendo el ciclo hídrico como está ocurriendo con Yanacocha en Cajamarca (que remueve hasta 600 mil toneladas de roca diaria), lo que implica destrucción de lagunas, ríos, quebradas, agotamiento y contaminación de las aguas subterráneas. Todo esto ocurre, aún cuando las autoridades saben que técnica y científicamente los problemas de toda minería son los que quedan para remediar en el futuro, cuando las empresas se hayan ido. Las empresas ganan, los Estados limpian, y cuando no pueden hacerlo simplemente las poblaciones se ven condenadas a vivir en la pobreza y contaminación.
Por
último, la promoción de todas las actividades mineras se hace sin que el Estado
cuente con organismos eficaces y eficientes para la fiscalización y control
ambiental, ni planes de ordenamiento territorial y planes de gestión y
protección de recursos hídricos, por lo que la calidad y cantidad de aguas
disponibles para las poblaciones que son afectadas por las operaciones mineras,
así como la salud de las poblaciones no constituya una prioridad en la política
de desarrollo del Estado como efectivamente debiera serlo.
Bajo
las actuales circunstancias, la expansión de la minería en la macrorregión
norte más que representar una oportunidad para el desarrollo, solo significa
una amenaza para la vida de los más pobres.
Solo
gobiernos regionales y locales que concerten sus metas de desarrollo en base a
actividades económicas sostenibles ecológicamente, y que por tanto afirmen su
rol protagónico en el desarrollo y sin someterse a los intereses de las
empresas mineras o los caprichos del centralismo limeño que actúa coludido con
los grandes grupos de poder; y de otro lado, la acción de organizaciones
sociales de base fortalecidas y unificadas, podría hacer que, si se quiere
promover la minería en la macrorregión, ésta se haga previo cambio de las actuales
condiciones que están beneficiando sustantivamente a las empresas mineras y que
solo están dejando dejan migajas y contaminación para nuestros pueblos, sin
atender al hecho que el futuro de nuestro desarrollo macrorregional está en la
inversión intensiva del potencial de biodiversidad, ecoturismo, forestación,
agroganadería para asegurar la nutrición de nuestra población y la
agroexportación para la generación de divisas.
Conclusión:
Definir
nuestra macrorregión como “región minera” es solo condenarla a la contaminación
y la pobreza. Nuestra macrorregión es biodiversa, y en ella la minería puede
jugar un rol, siempre y cuando se haga de manera regulada y controlada y no de
manera caótica, depredadora e incluso violenta como ahora quiere hacerse en
Majaz o se está haciendo con Yanacocha en Cajamarca.
RED NORTE IQ CAJAMARCA
LINEA DE COMUNICACION
NOTA: El presente artículo ha
sido enviado al correo personal de Red IQ Cajamarca y es publicado bajo
autorización del autor, el periodista
Andres Caballero.
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