LA PENA COMO NOMBRE Y NO COMO CASTIGO
Cesar
Yopla, periodista y estudiante de derecho, además de ser colaborador de la Red
Interquorum Cajamarca nos deja este interesante artículo:
Cuando
alguien analiza la real situación por la que atraviesa nuestro sistema
jurídico, siempre lanza sin querer un suspiro de lamento, como si el analizar
nuestras leyes fuera algo desgarrador, desalentador o catastrófico.Para los que
ya llevamos algún tiempo entendiendo el derecho propiamente dicho siempre nos
esta abierta una ventana que no avoca mas que la realidad, y nos da un enfoque
distinto de nuestro presente, pues personalmente creo que el sistema jurídico
peruano es el mas tenue y a la vez el mas cruel, ya que me doy cuenta con el
pasar de los días, que no hace mas que beneficiar al que menos tiene y favorecer
al que tiene llenos los bolsillos.
Y
no lo digo por experiencias contadas, sino por experiencias vividas, porque veo
la crueldad de nuestro sistema cuando extiende el látigo del desprecio a
aquellos que sufrieron los estragos del terrorismo, en la forma de perder
familiares, en la forma de perder hijos, en la forma de perder hermanos, veo
las lagrimas de las madres que hoy lloran sobre los huesos de sus familiares
colocados en cajas de cartón lo mismo que olvidados, veo la injusticia de
nuestro sistema al ver las lagrimas de aquel padre que perdió a su hijo que
nada tenia que ver con la guerra interna, y a la vez veo la poca falta de
vergüenza de aquellos que provocaron aquellos estragos, tratados como reyes,
con los mejores abogados, con familia en el poder, y además de eso con celdas
especiales, con el mejor cuidado medico, e ahí mi molestia al darme cuenta cuan
disfuncional es nuestro sistema, el mismo que parece haber comprado la justicia
y haberla cegado a tal punto de no ver como son justos los que pagan por
pecadores.
En
mi viajar por diferentes partes del país conocí la historia de Luisa, una mujer
que desde ya hace 29 años viene llorando la perdida de su esposo en un
cementerio de Ayacucho, lo curioso es que al nicho al que ella invoca rezos
católicos en forma de yaravíes esta vació, ¿Donde esta tu esposo?. La
interrogo, lo mataron me dice, con la soltura de una niña pequeña, ¿quienes?.
Vuelvo
a preguntar, los terroristas me responde, no puedo evitar el nudo en la
garganta al recordar como se quiebra cada vez que cuenta la historia, pero
cuenta además que esos terroristas vestían traje verde, sorprendido decido
investigar mas, y no tardo ni cinco minutos al darme cuenta que quienes en
realidad mataron a su esposo no fueron terroristas, sino policías que lo
acusaron de ayudar a los subversivos.
Pero
la pena como castigo para aquellos sujetos en algunos casos no fue mas que
reparaciones civiles que en muchos casos resultan ser solo saludos a la
bandera, y mucho mas hoy en día que las penas impuestas no nos arrancan mas que
sonrisas, pues parece que benefician mas al delincuente y dejan en jacke a la
victima, pero si esto viene siendo repetitivo, ¿porque no cambiar la ley?,
quizá nadie se atreve a hacerlo ya que hacer una reforma costaría dinero, y con
estos políticos mediocres solo nos queda la resignación de un milagro en un
sistema jurídico tan débil, que a su vez debilita esta democracia tan frágil.
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